Crítica de la semana.




Estudiantes Seleccionados para el  VI Taller de Crítica Cinematográfica Encuentro Cartagena 2012 dirigido por el reconocido Director y editor del sitio web otroscines.com  Diego Batlle.

"Yo nunca voy a ser escritor ni cineasta famoso.  Lo único que yo quiero es dejar un testimonio, primero a mi de mi, luego a dos o tres personas que me hayan conocido y quieran divertirse con las historias que yo cuento..." Andrés Caicedo.  Carta a Carlos Mayolo (enero 13 de 1972)


El Cine Club Paradisso, es un espacio abierto al público, porque es totalmente gratuito, y uno de sus objetivos es difundir los films que no llegan a las pantallas nacionales, o si a si fuese por lo menos a Viterbo Caldas en particular, no sería posible por la ausencia de una sala de cine, pues hace más de dos décadas,  que dejó de funcionar, pero el que más me interesa en  particular, es el de formación de públicos a través del audiovisual, indispensable para que nuestro festival perdure en el tiempo, y nos veamos reflejados en la pantalla grande, porque estamos cansados de tantos melodramas, noticiarios y concursos televisivos. Por eso y mucho más, me tomo el atrevimiento de escribir un artículo semanal de los films que semanalmente se proyectarán en La Galería Yurupari Arte Panesso, de Viterbo Caldas. Y esta semana el turno es para un film de Sebastián Borensztein y esta divertida y convomedora historia Un cuento Chino, espero que lo disfruten y me den una opinión.


“UN CUENTO CHINO”  2011.
Director: Sebastián Borensztein
Guion: Sebastián Borensztein
Música: Lucio Godoy
Fotografía: Rolo Pulpeiro

Por: Luis Fernando Muñetón Ramírez.


“Un cuento Gaucho de un hombre solo”

 A pesar de la sugestión de su título y las imágenes de su poster principal, “un cuento chino” más que una comedia rebuscada es una gran historia sin excesos  de prolijidad gracias a la meticulosidad y rigor con la que Sebastián Borensztein aborda el guion de este interesante film, una estructura narrativa muy bien lograda, pues de comienzo a fin se percibe la verosimilitud de sus acciones, que funciona como una maquinita de reloj siempre en constante avance, sin perder el ritmo y con un cierre magistral, una historia circular muy atípica en nuestra cinematografía latinoamericana, con una excelente dirección de arte que nos desconecta casi por completo de la temporalidad de la historia haciendo que percibamos que el tiempo nunca a transcurrido en la vida de Roberto; una trama cargada de un humor negro y cruel pero fino, que en el fondo está muy comprometida con la racionalidad.



En el transcurso de la trama, constantemente el director hace una especie de guiños a la argentinidad, a su historia pasada y reciente, a su actual corrupción, sus costumbres y en general la cotidianidad que caracteriza a los porteños que viven una vida misántropa como si no fuera con ellos, una serie de interesantes y a la vez absurdas  historias sacadas del periódico, que a  manera de fábula  Roberto va  recreando y en las que implica a personajes que en su vida diaria se le van cruzando transformándolos en  protagonistas de las tragedias allí implícitas, consiguiendo  que el espectador disfrute de ambas y la risa surja de la brecha que hay entre ambos personajes.



La trama parte de una serie de disparatadas situaciones que comprometen a sus dos personajes principales;  Roberto interpretado por el histriónico actor Argentino Ricardo Darín, un solitario porteño cincuentón dedicado al oficio de Ferretero, meticuloso, ordenado y malhumorado que no ve más allá de su negocio, y que por cuestiones del destino su vida se ve truncada cuando sale de la nada y  en medio de la urbe Bonaerense  Huang, un desconocido de ojos rasgados que no pronuncia ni una palabra en castellano y lo único que inspira es compasión.  



Sus vidas circulan en medio de una aparente  dualidad que poco a poco va generando unos lazos fuertes entre ambos personajes y en medio de acontecimientos tragicómicos y disparates idiomáticos, la trama se va tornando más melodramática y conmovedora, en últimas se trata de dos personajes solitarios y de carácter justiciero con muchas cosas en común, que como en todas las fábulas nos demuestran que en medio de la apariencia de las cosas, todos estamos conectados en el universo, en este caso una vaca es el eje conductor que termina conectando esta historia de tragedias y humor, en un idílico homenaje al amor.



"BABEL" 2006

Director: Alejandro González Iñarritu
Guion: Guillermo Arriaga; basado en un argumento de Guillermo Arriaga y Alejandro González Iñárritu.
Interpretes: Brad Pitt, Cate Blanchett, Rindo Kikuchi, Adriana Barraza, Gael Garcia Bernal
País: USA.
Duración: 120 minutos

Por: Luis Garzón

"Futuro Imperfecto"

El equipo de director y guionista formado por Alejandro González Iñarritu y Guillermo Arriaga nos ofrecen el tercero, y, su debemos hacer caso a los rumores que apuntan a la existencia de desavenencias personales, último capitulo de su saga de historias entrecruzadas. Pero a diferencia de Amores Perros y de 21 gramos, el centro de la historia en este caso no es un accidente automovilístico sino un rifle, metáfora perfecta del miedo al terrorismo en el mundo actual.



Babel toma su nombre la mítica torre bíblica. Los hombres decidieron construir una torre que llegara hasta el cielo para ser como Dios. Pero Dios los castigó haciendo que hablasen lenguas diferentes y el proyecto fracasó. Nuestra torre de Babel hoy en día es la globalización, que hace que lo que sucede en alguna parte del planeta pueda tener efectos en el otro extremo del globo. Y todo ello sin que disminuyan la incomprensión y los malentendidos causados por el hecho que nosotros hablemos lenguas diferentes (estamos socializados en países con tradiciones sociales y políticas muy diferentes) y no nos entendemos.
Una pareja de turistas norteamericanos de viaje por Marruecos para intentar superar la muerte de uno de sus hijos (Brad Pitt y Cate Blanchett), dos chicos marroquíes que juegan con un rifle, una niñera mexicana (Adriana Barraza), y su sobrino (Gael Garcia Bermal) y una chica japonesa sordomuda y su padre, con quien tiene una relación difícil, ven sus vidas conectadas por una bala perdida.  El incidente hará emerger los miedos y las incomprensiones que hacen que las personas podamos ser a la vez víctima y verdugo. Todo el mundo puede ser racista y a la vez víctima del racismo porque la diferencia está tan solo en el poder que tienen las personas de imponer el narcisismo de sus diferencias. La incomprensión y la incomunicación son el rasgo más característico de un mundo donde todo está, en principio, cada vez más interconectado.



Destaca especialmente la descarnada manera de mostrar la xenofobia en la historia de los turistas norteamericanos en Marruecos. Las mismas personas que supuestamente han hecho un viaje a Marruecos para conocer otra realidad y otras maneras de vivir protestan tan pronto como un incidente trágico hace que entren en contacto con la vida real de los habitantes del país. Mientras tanto, la niñera mexicana, que ha decidido llevar a los niños de la pareja americana a una boda a México, se verá involucrada en problemas por la incomprensión de un policía fronterizo y el propio miedo de su sobrino.


Los temas de Babel son temas universales pero que aquí adquieren una dosis suplementaria de dureza por el carácter incidental de la conexión entre los personajes. En el mundo de la globalización, las personas están cada vez mas unidas por la facilidad con la que es posible para las mercancías y la información desplazarse de un punto al otro del planeta, pero ello no significa que la comprensión y la compasión se trasladen con la misma facilidad. Iñarritu parece dar en esto la razón a Huntington, el choque de civilizaciones estaría cada vez más cerca. La esperanza, si es que hay, vendría del personaje japonés, que nos muestra que, a pesar de la sordera, es posible abrirnos al próximo.



Nota del autor: Reseña publicada originalmente en lengua catalana en el Número 36 de “Ambits de Política i societat”, la Revista del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Cataluña. (p.79)


“EL QUINTETO DE LA MUERTE” 1955


Director: Alexander Mackendrick
Guion: William Rose
Música: Tristam Cary
Fotografía: Otto Heller
Reparto:  Alec Guinness, Kate Johnson, Herber Lom, Peter Seller, Dany Green, Jack Warner, Katie Johnson.


Por: Luis Fernando Muñetón Ramírez.


En julio de 1940 la Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemana), propinó una serie de bombardeos aéreos sobre Inglaterra con el objetivo de invadir el espacio aéreo de Gran Bretaña, pero a pesar del daño causado, la nación resistió y logró la primera gran derrota contra el III Reich comandado por Adolf Hitler, hecho que más adelante desataría La Segunda Guerra Mundial, un oscuro capítulo en la historia de la humanidad que trajo consigo muchos cambios en la sociedad de ese momento, y especialmente en Inglaterra que en la postguerra se dedicó a sacar partido de su situación y a través de los Estudios Ealing produjo una serie de comedias con muy bajo resultado; pero con El Quinteto de la Muerte de Alexander Mackendrick logró un cierre magistral. 


Una maravillosa obra con una nominación al Oscar como mejor guion original en 1956, que nos trae  a la memoria las consecuencias de la guerra de una manera cómica, un golpe perpetrado a un banco resaltando la depresión económica del momento,  los resultados de los daños a causa de los bombardeos se pueden notar en la  arquitectura surrealista de la casa de la señora Wilberforce y  la forma particular de llamar a sus aves con nombres alusivos a cargos militares; son algunas de las situaciones que hacen de este film una verdadera comedia al mejor estilo Inglés; que a pesar del paso del tiempo aún sigue consiguiendo sacar una que otra carcajada, por lo menos en mi caso a funcionado un poco más que en el remake de los hermanos Coen de 2004.




Un film cargado de humor negro y situaciones disparatadas que engrandecen su trama, la cual nos narra la historia de una banda de asaltantes de banco encubiertos en la coraza de un quinteto de  intelectuales dedicados a la música de cuerdas, que deciden llevar a cabo su plan macabro desde la casa de la señora Wilberforce, una ingenua anciana que se involucra por completo en el plan, pero al final los delincuentes terminan siendo víctimas de su propio imperio y la pobre viejecita se sale con la suya.



Es de resaltar la magnifica dirección de actores por parte de Mackendrick y sobre todo una mención especial a Katie Johnson interpretando a esta entrañable e inocente señora Wilberforce, personaje principal de la historia que la hizo merecedora de dos premios BAFTA como mejor actuación en 1955, sin dejar de lado el gran colorido y dirección de arte de Otto Heller, y la impecable y emotiva banda sonora de Tristam Cary;  en fin una obra maestra de la historia del cine y la comedia mundial que nos enseña que “al mal tiempo buena cara”.



“SOLO  CONTRA TODOS”  1998


Director: Gaspar Noé
Guion: Gaspar Noé
Fotografía: Dominique Colin
Reparto: Philippe Nahon, Blandine Renoir,  Frankie Pain, Martine Audrain, Jean Francois Rauger
Género: Thriller  - Drama
Duración: 88 Minutos

Por: Luis Fernando Muñetón Ramírez.



"Un caramelo envenenado"

Muchas veces como espectadores nos disponemos a ver un film esperando encontrar un drama humano que nos haga reflexionar o pasar un buen rato, y basta, pero Gaspar Noé,  en su ópera prima Sólo contra todos, se llena de valentía y nos encara para refutarnos que la verdadera libertad de un hombre es cuando decide vivir para si mismo y no para los demás, un film que en vez de pretender dar juicios sobre la moral y la justicia, o sobre lo que es bueno o malo, más bien nos trasmite el relato de un personaje sin nombre que busca remover la mayoría de las conciencias posibles; un Carnicero fracasado de los suburbios proletarios de Lille en los años 80, con un pasado perturbado narrado en voz en off y postales sacadas de un archivo policíaco.


Un film con sello propio que inicia con la palabra MORAL en un rotulo negro, recurso que el director acostumbra a utilizar en la mayoría de sus films, con la intención de recordarnos las cosas a maneras de verdades que chocan con el espectador, frases con las que el protagonista lucha contra la moral que compartimos como sociedad; “Vivir es un acto egoísta, sobrevivir es una ley genética”, para al final convertirse en un defensor implacable de su propia moral.  



Noé nos adentra progresivamente a lo largo de la historia con una serie de símbolos en intervalos como el túnel y la vejez: “La vida es como un túnel, y a cada uno su propio túnel, pero al final del túnel, ni siquiera hay una lucecita.  Así es, hay nada.  Hasta la memoria se descompone… hacia el final.  Los viejos lo saben bien, una pequeña vida, pequeños ahorros… pequeña jubilación y luego una pequeña tumba. O el tema del dinero que se maneja en todo el trascurso del film, dónde el personaje cada vez más carece de éste, y se ve en un estado de acorralamiento por parte de la  sociedad que lo va rechazando poco a poco a medida que sus bolsillos van quedando vacíos.


Un  planteamiento visual y sonoro muy interesante por parte del director que nos adentra en la mente del Carnicero por medio de sonidos estridentes, que se escuchan como cuerdas y disparos, fundidos a negro que no cambian de locaciones o situaciones, como lo hacen usualmente la mayoría de los directores, sino que pasa de primerísimos planos a planos medios y generales para contarnos que nada cambia ni se sostiene, consiguiendo así que el espectador sienta el mismo estado claustrofóbico y de paranoia en los que vive el  personaje principal de la historia.




Una estructura narrativa sofisticada que en pleno desenlace, antes de entrar en la parte violenta nos advierte en un rotulo negro, que tenemos 30 segundos para abandonar la proyección, pero que verdaderamente es lo que menos quiere Gaspar, pues en este punto la trama nos atrapa más y luego nos arroja bruscamente a un final casi feliz, o como dirían otros escritores, nos regala más bien  “un caramelo envenenado”, que nos sigue recordando que el hombre tiene una moral, pero que no es la misma que el comparte.



SOÑADORES”  2003



Dirección: Bernardo Bertolucci.
Países: Reino Unido, Francia e Italia.
Año: 2003.
Duración: 120 min.
Interpretación: Michael Pitt (Matthew), Eva Green (Isabelle), Louis Garrel (Theo), Robin Renucci (Padre), Anna Chancellor (Madre), Florian Cadiou (Patrick).
Guión: Gilbert Adair; basado en su novela "The holy innocents".
Producción: Jeremy Thomas.
Fotografía: Fabio Cianchetti.
Montaje: Jacopo Quadri.
Dirección artística: Jean Rabasse.
Vestuario: Louise Stjernsward.
Estreno en España: 17 Octubre 2003.


Por Luis Fernando Muñetón Ramírez


“Los sueños primaverales de Bertolucci”

Indudablemente el mayo del 68, fue un acontecimiento que marcó la vida de muchos jóvenes de espíritu libertario que aún conservaban la esperanza de transformar el mundo, una época dónde los ideales políticos tenían sentido,  quien más que Bertolucci para reflejárnoslo, un director con alma rebelde y con un profundo amor y compromiso por su oficio, y quien se declara francófilo por excelencia, pues  en la mayor parte del film nos cautiva con guiños y homenajes al arte, al  cine clásico francés y especialmente enfatiza la cinematografía de Godard y la Nueva Ola.




Un film basado en la obra literaria “The Holy Innocents” que no se cuenta al pie de la letra, Bertolucci nos  narra las primaveras de Paris, las del despertar político y social de la misma ciudad, pero sobre todo la primavera sexual de este trio de jóvenes abnegados de espíritu revolucionario, donde aflora  la falacia de la burguesía acomodada,  que se escondía en las represiones, dudas, inmadurez y las apariencias del materialismo, logrando al final encontrar un refugio en el séptimo arte;  quizá en la parte que el director utiliza el recurso de la sexualidad para darle un ritmo ágil al guion, la trama se torne sobrecargada sin trascender demasiado, y el manejo tan inocente del tema revolucionario hace que la historia carezca de verosimilitud, y se respire  el ambiente falseado  poco inusual en un director tan evocador como Bertolucci.


Soñadores devela una serie  de acontecimientos en paralelo que ocurrieron en la Francia del 68, que dejaron una marcada huella en los que vivieron en carne propia los hechos,  y que en últimas nos da indicios que el único soñador real es el mismo Bertolucci.


Bertolucci  nos invita a volver a vivir, a luchar incansablemente por el derecho de ser libres,  como decía el célebre filosofo Jean-Paul Sartre “Sea cual sea el régimen, a los estudiantes que son jóvenes, que sienten que todavía no han entrado en el sistema que les han preparado sus padres y en el que no quieren entrar, lo único que les queda es la violencia. Dicho de otro modo, no quieren concesiones, no quieren que les arreglen las cosas, que se les satisfagan pequeñas reivindicaciones para, de hecho, acorralarles y hacerles seguir las reglas; hacerles ser, como les decía, dentro de 30 años, un viejecito utilizado como su padre”.  



“EL HOMBRE ELEFANTE” 1980.


Título: El Hombre Elefante
Título original: The Elephant Man
País: USA 
Productora: Paramount Pictures 
Director: David Lynch 
Guión: David Lynch, Eric Bergren, Christopher De Vore 
Fotografía: Freddie Francis
Reparto: Anthony Hopkins, John Hurt, Anne Bancroft, John Gielgud, Wendy Hiller, Freddie Jones, Michael Elphick, Hannah Gordon, Helen Ryan 

Por Luis Fernando Muñetón Ramírez.

“¡No! ¡No soy un elefante! ¡No soy un animal! ¡Soy un ser humano! ¡Soy una persona!” - John Merrick


Lejos de caer en clichés  innecesarios, David Lynch en su segunda entrega como director de cine, aborda con absoluto respeto por la dignidad humana, la historia de Joseph Merrick, el mal llamado “Hombre Elefante”, que se extendió entre 1860 y 1890 en la época victoriana, en pleno auge de la revolución Industrial. Con un excelente manejo de la iluminación en claroscuros, y una fotografía en blanco y negro muy sutil y natural, por parte del experimentado director de fotografía Freddie Francis, el film logra transmitir una atmósfera densa, hostil y feista de la sociedad, pero a medida que avanza la trama se erige como un canto a la vida y la lucha de un ser asombroso. 



Merrick  pasa del infierno a las estrellas, y en medio de la oscuridad  alcanza su brillo; y decide dormir como las personas normales, al lado de un portarretratos; es en este aspecto que Lynch nos sorprende con su desbordante sensibilidad al tratar un tema tan penoso y desolador sin caer en la exageración y la parodia; propios de la mayoría de los melodramas; por el contrario nos narra con la mayor elocuencia y veracidad posibles los verdaderos hechos de un personaje maltratado en medio de la marginalidad por un aprovechado director de espectáculos de Freaks, y la sociedad en general dispuesta a deleitarse de manera morbosa con las rarezas y tragedias de los demás,  Lynch devela su gran influencia de Tod Browning y su mirada compasiva a través del personaje de Treves.   




A medida que avanza la historia el personaje John Merrick va pasando de negro a blanco en la paleta monocromática de colores, un verdadero  trabajo de caracterización de personajes muy bien interpretado por  John Hurt, sin menospreciar al reconocido Anthony Hopkins, que cada vez nos sorprende más.
Una obra maestra que nos demuestra que el cine podría ser el mayor de los artes, con imágenes oníricas y planos rodados con sencillez, atmósferas densas como su trama, un homenaje a lo eterno, como lo apreciamos en su epílogo  en voz en off.   “¡Nada… nada morirá jamás!, la corriente sigue su curso, el viento sopla, la nube vuela ligera, el corazón palpita”.



“TINTA ROJA”  AÑO 2000.



Director:  Francisco Lombardi
Guion: Giovanna Pollarolo (Novela: Alberto Fuguet)
Música:  Bingen Mendizábal
Fotografía:  Teo Delgado
Productor:  Coproducción Perú-España; América Producciones / Tornasol Films / Producciones Inca Films
Pais:  Perú.


“Filosofía de Calle, con un poco de rojo”

Por: Luis Fernando Muñetón Ramírez.

Con un flashback bastante cargado de sabor y folklore sureño, Tinta Roja Inicia sus cien minutos sobrecargados de corrupción, patetismo, amor, pero sobre todo una verdadera lección de periodismo sensacionalista, del mismo que estamos acostumbrados a digerir día a día hasta los más estudiados colombianos, porque como lo menciona Saúl Faúndez en una de las secuencias de la película,  “sangre!...eso es lo que más nos gusta”.  Poco a poco, como en plano secuencia, Alfonso, un joven periodista en práctica, va reportando anécdotas cargadas de intriga, sexo, droga, accidentes, suicidios, que día a día llenan las páginas de crónica roja del diario el ClamorTinta Roja es una historia dónde los más altos extremos de la degradación social se entremezclan con los más hondos sentimientos humanos, amor con droga, fatalidad con tristeza, filosofía con crimen, para reconfigurar una ciudad llena de individuos a la espera de saciar sus ansias con dolor ajeno.



Lombardi nos muestra dos historias en paralelo, de Saúl y Alfonso “Varguitas”, ambas con la misma fuerza e importancia en la trama de la historia, un guion casi perfecto, con dos ejes narrativos que le dan contundencia dramática a la historia, por un lado vemos la relación de paterna que se establece entre el jefe y el aprendiz, y por el otro la transformación de un inocente estudiante universitario, que va perdiendo su anhelo de ser escritor intelectual como su ídolo Vargas Llosa, para convertirse en el más amoral de los periodistas; pero que al final termina por ser un fiel testimonio que deja plasmado en su obra literaria que va construyendo mientras cumplía con su labor de practicante universitario.



El director nos devela que antes de ser cineasta fue periodista, pero no se limita a mostrarnos progresivamente la degradación de la labor del reportero de crónica roja habitual,  sino que finalmente termina por darnos una lección de valores que imprimen un toque de moral,  que entre otras cosas, eso es lo que hace que el film tenga un giro bastante brusco y le reste solidez a su guion inicial.  Es de destacar la interpretación de Gianfranco Brero (Saúl Faúndez), con bastante carácter y humor negro, que en el tiempo de ausencia en la trama, dejo huérfanos al resto del reparto.  Un film que nos deja muchas lecciones,  como lo mencionaba uno de sus personajes, “el periodismo y la prostitución se aprenden en la calle”.



“PARIS TEXAS”: 1984



Director: Wilhelm Wim Ernst Wenders
Guion: Sam Shepard
Música: Ry Cooder
Fotografía: Robby Müller
Coproducción Alemania-Francia


"Un viaje hacia el interior de la vida misma"


Paris Texas: una historia gris llena de color pero que resplandece en medio del paisaje Texano,  nos pone de manifiesto que  nuestros caminos se ven truncados por situaciones que a veces son necesarios para  redescubrirnos, y retomar de nuevo el camino para saldar nuestros propios errores, y es ahí dónde Wenders logra cautivarnos con esta emotiva historia llena de sentimientos ocultos, lágrimas y tristezas, pero llena de calidez y mucho color;  esto lo podemos apreciar durante todo la travesía que emprenden Travis y su hermano por todo el desierto de  Mohave.




Como todas las road movies, esta nos plantea un viaje, y dentro de un viaje ocurren infinidad de películas, y en esta inmensidad de películas, Paris Texas es una entre un millón, porque no es el viaje que emprenden dos hermanos por una carretera desierta llena de polvo y soledad,  es el viaje al interior de un ser decadente y atormentado que se ve obligado a retomar de nuevo el camino que había dejado a un lado por temor a enfrentar sus propios fantasmas y miedos, consiguiendo al final un estado de reposo y tranquilidad en sus personajes y el público en general,   y de eso se trata  la  vida, de un viaje; un viaje sin retorno que a veces nos ofrece oportunidades que no podemos despreciar.  



Un film cargado de emotividad y verdadera sensibilidad, donde la ausencia de diálogos prevalece, salvo en la escena intimista en el peep- show, donde las palabras son precisas, al mejor estilo de los grandes del cine, donde se destaca la maravillosa interpretación de Harry Dean Stanton, un gran actor infravalorado a  pesar de su extensa participación en films de reconocimiento como El Padrino,  de Francis Ford Coppola, entre otras; con una banda sonora que se compagina muy bien con la historia de pérdidas y fracasos, de azar y redención, haciendo de éste el metraje más importante de la filmografía de Wenders.


















En el  trasegar de la vida, continuamente experimentamos cambios trascendentales para nuestra existencia, con todos son altibajos posibles, que de alguna manera nos ayudarán a reconocernos como individuos;  ese es el eje conductor que nos plantea  Win Wernders en Paris Texas, un drama que retrata de una manera majestuosa los paisajes arenosos de Texas, combinados con las historias vacías y decadentes de los ciudadanos latinoamericanos de los años 80s.  Una  merecida Palma de oro a mejor director en el Festival De Cannes, de 1984.


“HISTORIAS MÍNIMAS” 2002


Director: Carlos Sorin.
Guión:
 Pablo Solarz.
Producción: Martín Bardi.
Música: Nicolás Sorín.
Fotografía:
 Hugo Colace.
Montaje: Mohamed Rajid.
Países: Argentina y España.
Año: 2002.
Duración: 92 min

Una obra que se hace grande, a pesar de sus pequeñeces”

Por: Luis Fernando Muñetón Ramírez.

Pocas veces en el cine de nuestro continente y especialmente en Argentina podemos apreciar un film comprometido, que refleje nuestras propias vivencias, debido al rigor del mercado cinematográfico de consumo, dónde lo que prima son películas en las que pasa todo lo que no ocurre en la vida real; todo lo contrario nos plantea Carlos Sorin en “Historias Mínimas”, una obra entrañable y entretenida que nos acerca más a la cotidianidad,  historias de vida creíbles, a pesar de ser ficciones nos conecta todo el tiempo con su línea argumental, gracias al trabajo de actores,  en su mayoría no profesionales, lo cual le da un toque de frescura y sencillez a su trama, sin ataduras,  llegando incluso a valerse de su espontaneidad para salirse un poco de la estructura del guion.  


Como sacadas de una colcha de retazos,  con todos sus colores y matices, “historias mínimas” bajo el puño y letra de Pablo Solarz, y el delicado manejo de cámara de Carlos Sorin, recoge todos estos relatos y los va entrelazando,  porque al fin y al cabo tienen algo en común, tres historias que convergen en la ciudad de San Julián.  La primera y personalmente más conmovedora es la de Don Justo,  un anciano ya retirado que quiere pasar sus pocos días al lado de su hijo, al cual le deja su antigua tienda, pero como suele suceder a su edad, es subvalorado y maltratado por su gente cercana, pero que está lleno de vida y sabiduría, este es el punto de giro que lo motiva a probar sus botas y aventurarse por la anchura de la Patagonia en busca del perdón y la reconciliación con lo suyo, “mala cara” su perro. No menos interesantes son las otras dos historias, la de María Florez, y su pequeña hija, que por su poca capacidad de visión, se deja absorber por el peligroso y oscuro mundo de la televisión, y los concursos televisivos que  a  pesar de que este film se estrenó en el 2002, en nuestro país (Colombia) nos sigan invadiendo con esas propuestas tan pobres;  -muchas veces cuestionadas por Sorin durante el transcurso de la trama-, y el Agente de ventas viajero, que mientras llega a su frustrante destino, nos divierte tratando de redecorar su torta, -la misma que ocupa la mayor parte del Poster del film-, y en todos esos encuentros de los personajes principales, es dónde la historia coge color, y vida.


A diferencia de muchas de las producciones Argentinas que suceden la mayoría de las veces en espacios muy urbanos, “historias mínimas” nos muestra la magnitud del paisaje de la Patagonia Austral, una vasta planicie cubierta de yerba seca dónde el viento y el clima castigan todo sin piedad, y ante semejante grandeza a veces nos quedamos sin aire perdiendo toda esperanza de llegar hasta el fin del mundo; solo se respira ambiente de soledad, la misma que vemos en los silencios y las miradas , y que se va marcando en el transcurso de la historia a través de sus 3 personajes en los cuales queda  sólo el vació, porque todo el tiempo estuvieron corriendo detrás de unas ilusiones inventadas o tal vez no, para poder salir de la monotonía de sus vidas.  Y eso se percibe en los primeros 3 o 4 minutos de iniciar el film, en plano general vemos la pequeñez que trasmite  la vecina de María en medio de la vasta llanura Argentina, y al mismo tiempo el  director  nos devela que se trata de una road movie con una  subjetiva en plano secuencia de piso de la amiga de María caminando a  través de la línea del ferrocarril. Por más momentos amargos y a veces sórdidos que se experimentan en el film, Carlos Sorin lo que verdaderamente consigue es alejarnos de la amargura por medio de una aventura llena de cordialidad, honestidad, y respeto sobre todo a través de los constantes encuentros de los personajes principales con algunos secundarios, logrando transformar la desesperanza en una verdadera comedia, porque de eso se trata este viaje, “¡el viaje de la vida!,… una verdadera comedia”.  






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